Para la Madre Laura los amigos son “puros instrumentos de Dios para sus designios sobre nosotros”
Existen amigos que son instrumentos inseguros.
Muchas veces nos sirven precisamente por inseguros, porque nos obligan a recurrir a Dios en el instante que nos faltan, con cierta convicción de que sólo Dios es inmutable, y dejan un nuevo conocimiento de Dios y de lo vano de lo terreno, que va desprendiendo el alma de todo y dándole alas para volar a donde si hay brazo fuerte en que apoyarse en las necesidades.
Estos amigos son la mano única que se nos tiende en el fragor de la persecución, el hambre, la humillación y el dolor, no es posible que se olvide!
Estos amigos son amigos que nos da Dios para una época especial de mi vida, por eso los hizo tan generosos y finos. Paso la época y pasaron los amigos sin que tengamos quejas mutuas. Sencillamente fueron un rayón como de amor compasivo de Dios a mi alma, para determinada época de oscuridad… Pasó la época, cesó la oscuridad y el rayoncito no tenía que hacer y Dios no tiene nada inútil.
Pero que maravillosa se me vuelve la compasión de Dios, Padre de mi alma, a través de estos rayitos luminosos con que exterioriza su amor hacían las personas que sufren! Dios mío! Quiero ser rayito para mostrarles algo de tu faz compasiva y quiero ser el dolorido que recibe el rayito luminoso! Todo quiero ser, porque todo es reflejo tuyo, Señor de mi alma! Mis buenos amigos no saben siquiera que los amo, precisamente porque la ausencia de su amistad fue un reflejo de la Providencia amorosa de mi Dios! Sé que por todo esto, porque fueron amigos y también porque se alejaron, Dios les recompensará!
Dios me ha dado la manera de amarlo a través de todo en mi vida! Dios que sonríe a través de la versatilidad o fugacidad de lo humano, es arrebatador tanto como lo es en su inmutable eternidad! Cuándo acabaremos de amarlo? Dios mío, danos otro corazón porque este literalmente ya no alcanza!
Beata Laura Montoya
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