“Nada nace nuevo en este mundo sin
dolor”
“La
reorganización supone entrar en una dinámica que pide estar abiertos a las sorpresas y aportar
buena dosis
de disponibilidad por parte de todos los que se
hallan afectados en el proceso”.
Tiene un verso Mario Benedetti que
dice: «Todo depende del dolo
con que se mira». Esto es lo que
sucede respecto al tema de reestructuración. Todo depende del «dolor» con que
se afronta la compleja realidad de la vida y misión de la Congregación. Pero
¿no tendríamos que cambiar el slogan?
Aquí sería mejor decir: “Todo
depende del amor
con que se mira”.Cuando miramos
alrededor con amor, todo queda envuelto por la comprensión, la compasión y la
buena disposición de ayudar. Aquilino Bocos
Celebramos con gran alegría el
XVI Capitulo Provincial, tiempo de cambio, de renovación, de apertura a lo
nuevo. Cuando se vive en profundidad la solidaridad de Jesús, no hay nadie que
detenga ni nada que reservar en el proceso de reestructuración. Obliga a
ponderar y a relegar lo no necesario, lo que es de menor importancia, lo que es
menos conveniente para que el dinamismo de la caridad nos permita ir allí donde
nos necesiten con mayor urgencia.
Nos abrimos paso a una nueva experiencia como Región que nos invita a continuar
manteniendo viva la esperanza, a hacer camino, sin temor a los errores, a las
equivocaciones, que las habrá cómo hasta ahora las ha habido, pero con la
conciencia de que nos lanzamos, nos arriesgamos. Tenemos que continuar siendo
mujeres capaces de arriesgarlo todo, entregarlo
todo, con tal que Dios sea conocido y amado de todos.
Agradecemos a la Iglesia
Venezolana en la persona del Cardenal Jorje Urosa Sabino, al Excelentísimo
Nuncio Apostólico Aldo Giordano, Monseñor Jesús Gonzáles Zárate, Monseñor Nicolás
Bermúdez y sacerdote, quienes nos acompañaron y animaron a continuar
respondiendo a los signos de los tiempos, con alegría y profetismos.
Agradecemos a los pueblos que acompañamos por todo lo que nos permiten vivir y
compartir, también a la Juventud Laurista y Misioneros Seglares Madre
Laura, por sus oraciones y su compromiso misionero.
Bajo la
protección de Nuestra Señora de Coromoto, Aparecida, Caacupé y la intercesión
de Santa Laura nos arriesgamos confiadas a vivir este tiempo de gracia.
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