ACCIÒN DE GRACIAS POR MIS BODAS
DE PLATA
Gracias Señor, por mi familia, mi Padre, mi
Madre y mis hermanos, hermanas,
familiares y amigos, quienes a lo largo de mi vida han sido un reflejo de tu
amor.
Gracias Señor, por haberme dado una Identidad
Cristiana en el Sacramento del Bautismo, y por permitir a través de la fe de
mis padres haber sido confirmada en la fe a temprana edad. Gracias Señor por
regalarme la gracia de recibirte en la Eucaristía a los cinco años de edad y
por haberme concedido la gracia de ser catequista a los once años de mi
existencia.
Gracias
Señor, por los
Sacerdotes que has puesto en mi camino a lo largo de mi vida cristiana, quienes
han alimentado mi vida con los sacramentos del Perdón, Eucaristía y la Unción
de los enfermos.
Gracias
Señor, por
haberme llamado a la vida Consagrada Misionera hace más de 28 años y por
permitirme el Don de la Consagración hace 25 años.
Gracias
Señor, por María
Inmaculada, mi Madre y Maestra quien me ha consolado en los momentos de
dificultad y me ha librado de peligros, protegiéndome en todo momento
Gracias
Señor, por las
Hermanas de la Congregación, quienes me han acogido, ayudado, acompañado en mi
vida Consagrada de manera especial: Rosa María Cano maestra de postulantes,
Anita Cuéllar, Maestra de novicias, Lucila Rodríguez, Maestra de
Juniorado, Aura Latorre, Adelina
Márquez, Dioselina Londoño y Maritza
Monsalve, Superioras Provinciales y la Madre Esperanza Arboleda V, Superiora
General, quienes con amor fraterno, comprensión, ternura, escucha, paciencia
han sabido guiar mi vida, celebrar mis alegrías y triunfos, estar a mi lado en
los momentos de enfermedad y dificultad.
Gracias
Señor, por los
pueblos indígenas: Eñepa, Guajibos, Terenas Wuayù con quienes pude consolidar
mi opción misionera, conocer otras facetas de Ti, otras espiritualidades.
Gracias
Señor, por la
formación recibida, porque a través de ella, he podido buscarte
incansablemente. Por las experiencias vividas en retiros, encuentros, pues todo
ello han sido dones y gracias de tu amor generoso.
Gracias
Señor, por la
Comunidad Educativa y por la Comunidad Cristiana de Monterrey, quienes me han
ayudado a trabajar con generosidad por los que nadie quiere, por los niños y
los Jóvenes que me muestran la alegría de vivir aún en medio de grandes
problemas y dificultades.
Y ante todo Señor, Esposo de mi
Corazón, GRACIAS, por tu amor, tu
compasión, tu misericordia, tu paciencia
durante estos 25 años, “Señor Tú lo sabes todo, Tú sabes que te amo” a
pesar de mis limitaciones y fragilidades.
Gracias
Señor, porque
has sido fiel a tu promesa: “Yo estaré contigo todos los días, hasta el fin del
mundo”. He sentido tu amor, tu compañía, en los momentos prósperos y adversos,
definitivamente eres: “EL DIOS CON
NOSOTROS” “EL ENMANUEL”.
Regálame Señor, la fidelidad hasta el final y
“Entrañas de misericordia ante toda miseria humana, muéstrame el gesto y la
palabra oportuna ante el hermano solo y desamparado” Amén
Hermana.
Aura Cecilia Sánchez Cardona
m.m.l.
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