CELO MISIONERO
Virtud característica con la que las “Misioneras de la Madre Laura” viven su vocación misionera en el mundo de hoy y muy especialmente en el meollo del carisma Laurita “Los Indígenas”.
Me motiva a escribir la vivencia del día Jueves Santo pasado en la comunidad Barí de Campo Rosario, a donde asistí a un intercambio deportivo, sin imaginarme que iba a ser sorprendida e invitada a participar en los eventos religiosos por el testimonio de dos (“2”) hermanas de esta querida Congregación, de muy avanzada edad ambas y con una salud algo deteriorada por el paso de los años y las enfermedades que las aquejan; sin embargo, sorprendentemente la Misión, el Celo, la vocación vivida a plenitud, las rejuvenece de una manera tal, que mis palabras se quedan cortas para el impacto que causaron por lo menos en mí el ejemplo de estas hermanas.
Una a pie, con sombrilla en mano, acompañada, guiada por dos niñas indígenas que caminaban acompasadas al lado de la monjita, arrancando flores que encontraban en el camino y sin dejar de visitar las casas que en el camino se encontraban, invitando para la ceremonia del Jueves Santo….
La Otra, un encanto de cuadro misionero, lástima que no disponía en ese momento de una cámara digital o algo parecido para guardar lo que estaba visualizando….Una monjita de frágil contextura, acomodada muy decente y femeninamente en una motocicleta conducida por un indígena quien como fiel Barí sonreía con entusiasmo mientras conducía a la monja a algún lugar importante de la misión buscando no sé qué recurso para la celebración….era pleno mediodía no menos de 40° C de temperatura y unos 80 % de humedad en el ambiente…O sea ¡Qué calor!
Esperé, esperé a ver qué pasaba con su regreso ya casi cerca de las 2: 00 pm, las vi regresar, la de la moto ya venía a pie con un hermoso ramo de flores “Aves del paraíso” me imagino que para el Monumento y adorno de la Mesa de la Cena Vespertina de esa tarde eucarística.
Me fui enseguida a la Capilla a ver en qué les echaba una manito, ya todo lo tenían preparado, cual hormiguitas se movían ellas y hacían mover a mujeres, niños, jóvenes, incluso uno de los futbolistas quien se vino del campo para cumplir con su papel de Judas y entregar los panes y refrescos que había prometido…..Hasta voz le salió ese día a la que ordinariamente no suele cantar ni leer porque la voz muy poco le sale…
Gracias Jesús Sediento, por estas mujeres consagradas enamoradas de su misión…He visto en ellas Tu Presencia , haz que las en las nuevas generaciones de Misioneras y en los Católicos del mundo este Amor por la Evangelización sea como nos dice San Pablo “A Tiempo y a Destiempo”.
Con Cariño se los dedicó en este Centenario:::::
Iris Colmenárez
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