Social Icons

2/11/13

Santa Laura Montoya

Víctima de la santidad de Dios


Desde agosto de este año 1912, comenzó para mi alma una era de dolor especial: Yo era una víctima y la santidad de Dios era el verdugo. Me explicaré si puedo:

Durante las noches y frecuentemente también en el día, sentía un opresión horrible en el alma, que parecía me iba a dar la muerte. Comprendía que era el supremo amor al bien y el soberano odio que Dios tiene al mal. Yo comprendía muy bien que este amor y este odio, como que se estrellaban contra la sustancia de mi alma, haciéndola sufrir horriblemente. Como si estas dos manifestaciones de la santidad de Dios quisieran, oprimiendo mi alma, cobrarle algo que justamente le debía. Con frecuencia esta opresión me hacía sudar abundantemente y cuando pasaba, no me era posible hacer nada. Quedaba como destrozada físicamente. Además, aunque quisiera continuar sintiéndola, no me era posible. La mente no sabía ni pensar. Volvía después, sin que yo lo procurara.

Viendo que esto duraba mucho y que iba como formando en mi alma cierto modo de ser que trascendía a todos mis sentimientos, aún los muy naturales, consulté. Creo que no supe expresar al confesor el fenómeno; pero él me dijo. Se ve clara la obra de Dios en eso; pero no veo lo que Dios quiere con ello. Déjese en sus manos aunque la acabe. Él le mostrará lo que se propone. Entonces ya con la aprobación del superior, le hice a Dios este ofrecimiento:

Santidad infinita de Dios, quiero ser vuestra víctima. Tomadme como os plazca y consumidme como holocausto vivo al contacto de vuestra santidad. Vuestro amor e inclinación soberana al bien y vuestro odio infinito al mal, sean como el fuego que consuma el holocausto.

Dos días después Dios me hizo conocer que había recibido mi pobre ofrenda pero que no la tomaría de una vez, sino lentamente, debido a mi cobardía. En esta vez, inmediatamente después de esta revelación, sentí un peso como inmenso de mis propios pecados y de los ajenos. Con luz muy clara vi entonces, cómo no hay en la tierra ni en el infierno, lugar tan bajo que lo sea más que yo, de donde se sigue que el más vil lugar, me honraría grandemente.

Sigue pues, Señor, tomando tu víctima y no me escasees dolores si ellos han de consumar el holocausto.
Comprendo que mi camino único y seguro es el de la humillación. Dos cosas hay que hacer: La una es mía y la otra es tuya. La mía es humillarme constantemente y la tuya, es santificarme levantando sobre mis ruinas un monumento de vuestra gloria. Comprendo que mientras más me humille, más gloriosa será para Ti mi santificación. Por eso anhelo lo humillación, como el sediento desea las aguas. Más todavía: Anhelo la humillación con un deseo que comprendo ser emanado de vuestro mismo corazón y que tiene fuerza casi divina. ¡Deja pues que me aniquile a impulsos de vuestra santidad infinita!.

Ni con estos actos, mi opresión calmó; pero me entregué a la santidad de Dios, con toda el alma. Este fenómeno duró hasta que estuve en la misión y comprendí que las dificultades y trabajos del apostolado me aliviaban lentamente de su peso, hasta que desapareció dejando su lugar, a otro.

Autobiografía – Santa Laura Montoya.

No hay comentarios.:

 

Brasil

Missionárias Madre Laura
Rua Rogelio Casal Caminha Nº 600
Caixa Postal 3071 CEP 79011-170
Telf: (005567) 33562269
Email:lauritas@pop.com.br
Bairro Monte Castelo
CAMPO GRANDE, MS – Brasil

Venezuela

Misioneras Lauritas
Subida los Guayabitos - Villa Laura
Baruta- Estado Miranda
Telf: (0212) 9621383
Email: fratype@gmail.com
Villalaura@cantv.net

Paraguay

Av Teniente Herrera con Choferes del Chaco. Parroquia San Gerardo
Teléfono: (097)3856878

Visitas

 
Blogger Templates