LAS CONSTITUCIONES SON
PARA LAS RELIGIOSA LAURITAS
“El amor Cristiano tiene siempre
La característica de ser Concreto. Por
tanto es un amor
Que está más en las obras, que las
palabras,
y más en el dar que en el recibir” (Papa francisco)
Con alegría continuamos viviendo esta experiencia
comunitaria de renovación en el
espíritu, para fortalecer nuestro ser y quehacer misionero como mujeres
Consagradas Lauritas.
En ambiente, creativo y dinámico, hemos confrontado nuestra vida personal, comunitaria y
Congregacional a la luz de las Constituciones,
desde el proceso de Revitalización - Reestructuración que estamos
viviendo.
La invitación que se nos planteó fue desde una mirada orante, crítica
reflexiva y universal como medio para fortalecer nuestra Consagración religiosa
como repuesta al llamado de Dios que nos invita a vivir en disponibilidad y
apertura a los nuevos desafíos.
Las Constituciones son la expresión estable de un carisma, la forma
original de seguir a Jesucristo,
destacando una dimensión de su misterio;
• La carta de identidad de un instituto en la
Iglesia; el proyecto evangélico de vida de
un instituto, la traducción del Evangelio en clave de Congregación;
• La expresión de un credo, de una fe
vocacional común; el libro básico de la
espiritualidad congregacional (rasgos y actitudes que crean un “estilo de vida”
o un modo peculiar de ser y de hacer).
Esta experiencia se desarrolló
partiendo desde nuestra historia personal, lo que dio pautas para entrar en el proceso histórico de
las Constituciones que ha vivido la Congregación desde el año 1914 hasta 1988.
Lo que nos revela que siempre hemos vivido en proceso de renovación de
reestructuración.
En la elaboración de las primeras
Constituciones la Madre Laura, fue muy original, son unas Constituciones
elaboradas a partir de la experiencia cotidiana. Después, con el paso del
tiempo, las Constituciones fueron experimentando modificaciones, siempre a
instancias de las orientaciones de la Iglesia y según la realidad de los
pueblos que acompañamos en cada tiempo.
Resaltar que a lo largo de la historia de las Constituciones muchas
cosas se han modificado, pero el fin mediato
fue, es y seguirá siendo el mismo: Que Dios sea conocido y amado de todos, su mayor
Gloria y la propia santificación, como inmediato la salvación de las almas y
mejoramiento de su suerte en general. Así no los señala la Madre Laura en lo
que ella llamó el Cuadernito al inicio de la Congregación.
En las Constituciones actuales este fin esta explícito de la siguiente
manera: El objeto de nuestra Congregación
es buscar la gloria de Dios en la
santificación de sus miembros y salvación de los hombres, insertándonos en
comunidades para la inculturación del Evangelio, según nuestro carisma
misionero en la Iglesia.
Al reflexionar en las primeras constituciones nos llamaba la atención que nuestra misión se desarrolla entre indígenas y la labor
de las hermanas se extiende a todos hombres, mujeres y niños, también el
trabajo con los campesinos y con aquellos que se encuentren en la ciudad, que
han salido por diversos motivos y no reciban el acompañamiento de ningún grupo
apostólico… Por lo tanto esto nos continúa invitando a retomar la acción pastoral que se viene
realizando y revisar si responde a las
nuevas necesidades emergentes de hoy, pues nos urge Saciar la Sed de Cristo en
la proclamación del Reino entre los indígenas, no cristianos y marginados.
De ahí la apremiante necesidad de que las
Constituciones sean eje central de la renovación, y, particularmente, un
instrumento esencial e imprescindible durante la formación inicial y
permanente. Al retomar el Capítulo sobre comunidad misionera descubrimos que la
base principal de nuestras relaciones fraternas es el amor fundamentado en Cristo Sediento, que se
refleja en actitudes concretas como el perdón, justicia, compasión, aceptación en la diversidad y desde la diversidad, en el respeto a los
procesos de cada persona haciendo que nuestra vida Consagrada sea más fecunda,
sin perder la capacidad de ser mujeres
que vivan la ternura y generen cambios y
nuevas alternativas para un nuevo estilo de vida consagrada.
Son muchos los desafíos en la Congregación para dar continuidad al
proceso de reestructuración desde la interprovincialidad, llamando a una forma
de vida que supone una dinámica espiritual capaz de llegar a crear comunión.
Pues la interprovincialidad es un espíritu, una actitud, que nos invita a
superar el provincialismo, el individualismo y diluir el personalismo, para
llegar a vivir las siguientes etapas.
- Conocernos para acogernos y luego pasar
- Del acogernos al colaborar
- Del colaborar, al integrarnos, sintiéndonos una sola familia con un único fin.
Del
integrarnos pasar con alegría, esperanza, generosidad, disponibilidad, al servicio para gestar vida y vida en
abundancia.
Todo esto desde una actitud de humildad para
reconocer y asumir nuestra debilidad y
sentirnos necesitadas unas de las otras
y del otro. Sin separaciones, ni
divisiones que a veces hemos creado nosotras mismas.
Estos pasos nos desafían y nos retan a
abrirnos y vivir con nuevas estructuras que sean flexibles y diferentes a las existentes, metodologías nuevas en la
formación de acuerdo a la realidad actual y así vivir la interprovincialidad
sintiéndonos una familia, una sola
congregación, en donde no se marquen tanto
las diferencias, no nos limiten las fronteras, provincias,
economía, trabajo pastoral, (eliminando
actitudes de poder individualismos y
autosuficiencia).
La semana de reflexión sobre las Constituciones se desarrolló con una metodología creativa, dinámica a través de lecturas de documentos actuales, videos, dialogo, cantos, espacios de oración, trabajos personales, en equipos y desde el aporte de cada una.
La invitación fue a recibir nuevamente nuestras Constituciones, leerlas y aprenderlas,
comprenderlas con la mente, guardarlas en el corazón, vivirlas con pasión encontrando en ellas el vigor de la vida
misionera así como el adelanto en el
camino del Señor, que es la santificación propia. Ése es el reto al que nos
enfrentamos todas las Lauritas al emitir nuestros votos. Nos comprometemos
públicamente a vivir en la Congregación “según sus Constituciones” y a intentar vivirlas con intensidad.
Hermanas Junioras- Curso de Votos Perpetuos –
Caracas – Venezuela
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